De tal palo...
Estaba San Pedro en las puertas del cielo, y le dice a Jesucristo, que paseaba por ahí:
- Jesús, Jesús, oye, ¿te importa quedarte un ratillo guardándome la puerta? Es que tengo que ir a hacer unos recados...
- No, no, claro -responde.
Jesús se queda en la puerta, y al poco tocan. Abre y ve a un anciano bajito:
- Hola, bienvenido al cielo. ¿Quién eres? -pregunta Jesús.
- Pues.... pues... ahora no recuerdo.
- Pero... ¿cómo que no recuerdas? A ver, concéntrate un poco y dime quién eres.
El anciano se queda pensando, pero no logra saber quién es. Entonces, Jesús le dice:
- A ver, piensa en algo de tu vida, a ver si podemos saber quién eres.
- Pues... recuerdo que era carpintero... y que fui muy famoso por un hijo que tuve.
A Jesucristo se le empañan los ojos de lágrimas y le dice, muy emocionado:
- ¿Eres tú, padre?
- ¿Eres tú, Pinocho? -contesta el viejo...
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